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20 de septiembre de 2012

Mujeres inician el camino en busca de justicia y reparación por hechos de esclavitud y violación sexual durante el conflicto armado

Del 24 al 28 de septiembre presentarán su declaración ante el Juzgado B de Mayor Riesgo de la capital, en horario de 8:00 a 16:30 horas, 15 mujeres q ́qchís provenientes de diferentes comunidades de Izabal, en un proceso que busca justicia por hechos de esclavitud y violación sexual como arma genocida y femicida durante el conflicto armado interno de Guatemala.
Este caso se convierte en un referente en la búsqueda de una sanción para los culpables de delitos catalogados como crímenes de guerra y delitos de lesa humanidad, por la instrumentalización de la violencia de género en contra de las mujeres los cuales, durante años, han permanecido ignorados en el país.
Representa además la lucha de mujeres que en diversas comunidades de Guatemala y del mundo, que anhelan romper el silencio y terminar con la impunidad por los múltiples hechos de violencia de género perpetrados durante el conflicto armado interno.
La trascendencia de este suceso es histórica pues será la primera vez en la historia de Guatemala y el mundo, que mujeres víctimas de violación y esclavitud sexual, se presentan ante juzgadores de cortes nacionales a testificar en demanda de justicia y reparación por estos gravísimos hechos. Todos los casos anteriores se han conocido en cortes internacionales.
Las mujeres que relatarán las historias de horror que vivieron, pertenecen a comunidades que se ubican en la Franja Transversal del Norte, donde confluyen fuertes intereses económicos de carácter transnacional, relacionados con explotación petrolera y minera, mono cultivos.
 
Es una región de grandes latifundios y donde la tierra es un elemento fundamental. Durante el conflicto armado interno la zona fue resguardada por el ejército a petición de los propietarios, que se asentó en las fincas, formando un circuito de destacamentos que funcionaban como centros de tortura y exterminio.
En la zona, varios destacamentos funcionaron como centros de recreación y descanso de la tropa. Por esa razón, entre 1982 y 1986, las mujeres víctimas de este caso fueron esclavizadas, luego de desaparecer o ejecutar a sus esposos, que eran líderes campesinos que luchaban por la titulación de su tierra. El ejército destruyó sus bienes, fueron desplazadas y las hicieron esclavas domésticas y sexuales, una pesadilla que duró varios años. Los efectos en la vida de las mujeres sobrevivientes, sus familias y comunidades han sido graves y les ha condenado a la estigmatización, marginación y pobreza.
Estas audiencias marcarán el comienzo de un proceso en el que se testificará de los horrores vividos. El acompañamiento de los medios de comunicación será crucial y solicitamos su apoyo para que, por el momento, la identidad de las mujeres sea resguardada por su seguridad.

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