A la Ciudad de Antigua, Guatemala, arribaron
delegaciones juveniles rurales de Nicaragua, Honduras y de diferentes zonas de
Guatemala. Ana Leticia Pirir, responsable del Área de Juventud de Asociación
Pop No’j, expone ante un amplio auditorio de personas jóvenes desde su
experiencia como mujer joven Maya Kaqchikel organizada, lo que ha aprendido en su
trabajo con juventudes migrantes.
“Es
conocido que Guatemala es un país de paso, destino y expulsor de
migrantes. Me concentraré en la
expulsión de conciudadanos del país.”
Guatemala
es uno de los países que más expulsa migrantes fuera de sus fronteras, principalmente
hacia México y los EE.UU. A lo largo de
los últimos 34 años, son más de 1.6 millones de guatemaltecos los que han
dejado Guatemala, es decir, más del 10% de su población. En su mayoría, quienes migran son jóvenes
indígenas y cada vez más niños y niñas no acompañados.
Desde
Pop No’j, junto a otras organizaciones, estamos acompañando a niñas y niños no
acompañados que son detenidos en Estados Unidos y se acogen a programas de “salida
voluntaria”. Muchos podrían quedar en
ese país, pero por desconocimiento de sus derechos, toman la decisión de
regresar.
Las
motivaciones de la migración pueden ser diversas, pero fundamentalmente son
causas económicas y falta de oportunidades. Pobreza, desigualdad en la
distribución de la riqueza, pérdida de las tierras y territorios de los Pueblos
Indígenas y su autonomía, la discriminación, la falta de oportunidades y el
desempleo, los bajos salarios, el analfabetismo, la falta de políticas públicas
en materia laboral, el poco o nulo acceso a servicios básicos, altos niveles de
violencia y otras causas estructurales.
Si bien
reconocemos la valentía y el espíritu luchador de quienes migran, y el aporte
que dan a las economías de nuestros países, no podemos dejar de señalar
consecuencias negativas.
Diferentes
condiciones para las y los migrantes:
-
Riesgos mayores
cuando se es indígena: idioma, racismo y
discriminación,
-
Peor aún si se es
mujer: riesgos de violaciones y
abusos,
-
Y con agravantes para
NNA: mayor vulnerabilidad y
desprotección
Cada
caso es un drama.
Afecta:
-
Desintegración
familiar y del tejido comunitario. Las
mujeres se ven obligadas a asumir otros roles por parte de las mujeres que
quedan al frente de la familia.
-
Irrespeto a la
identidad cultural de mujeres y NNA indígenas migrantes. Inculturación.
-
Endeudamiento para
poder pagar a los “coyotes”, que al fracasar el viaje, implica mayor
endeudamiento e incluso pérdida de tierras y casas para hacer frente a la
deuda. Estas pérdidas económicas
conllevan con menores posibilidades económicas a mujeres y niños, quienes no
van a poder acceder a la propiedad.
-
Riesgos de violación,
trata de personas, comercio sexual y condiciones de esclavitud. Como consecuencia, hay también el riesgo de
embarazos no deseados y enfermedades por
ITS, VIH y Sida.
-
Secuestro y otras
formas de violencia contra las y los migrantes.
-
Afectaciones
psico-solciales para las personas que migran, las que se acentúan cuando se
trata de mujeres, NNA y principalmente indígenas: miedo, frustración,
inseguridad…
Migrar
es un derecho, pero también lo es el derecho a vivir en el país de origen.
Los
estados son los principales responsables de crear oportunidades para que las y
los jóvenes puedan vivir bien, con dignidad, desde su identidad y su
Cultura.
El
derecho a que no se violen los derechos de las personas migrantes en su recorrido
y lugar de destino, particularmente que
sean reconocidos como sujetos de derecho, no criminalizando la migración, ni
reprimiéndola.
Las y
los migrantes pueden sufrir mayores violaciones a sus derechos por falta de
información sobre los riesgos al migrar y de orientaciones para la defensa de
sus derechos, tanto en el viaje como en el lugar al que llegan.