Lo más atroz de las cosas malas de la gente que hace maldades, es el silencio de la gente buena, de la gente inocente.
(Isidra Az)
Hoy por hoy nos
corresponde como mujeres en formación, interesadas por nuestro crecimiento
personal, animar a la sociedad y al sistema, a no tolerar más violencia,
proponemos luchar por un cambio de actitud y comportamiento frente a la
violencia, declaramos la violencia como un problema de salud pública que afecta
a nuestras poblaciones, se puede prevenir, pero la violencia histórica, no
tiene tratamiento. Reparar esos daños psicológicos, morales, espirituales no
tiene precio, la justicia apenas es una nueva condición para sancionar a los
perpetradores, nuestra justicia no marcha bien, no es buena corredora, pero no
perdemos la esperanza de que un día cumpla con su cometido.
Nuestro sistema de
justicia podrá contar con un marco jurídico atractivo para sancionar a
violadores, pero cada vez que se denuncia y se lleva un proceso, nuestra
justicia humilde y cenicienta sale espantada, sale corriendo por que le llega
la media noche.
La violencia se ha convertido en
una práctica cotidiana, debemos accionar en favor de las mujeres indígenas, no
deben ser más los casos de las otras si es una de nosotras. Romper el silencio
es el inicio de una vida de convivencia.
Exhortamos a las organizaciones que
no se dispersen por intereses mezquinos y egoístas, todas tenemos peso para incidir políticamente. Se hace urgente y necesario el fortalecimiento de las alianzas
para que las propuestas de las mujeres Mayas, desde nuestra perspectiva étnica, de género, de clase y desde las diferentes
edades, tengan mayor fuerza y capacidad de acción política.
Por lo anterior, es necesario crear condiciones para que las mujeres indígenas podamos tener más y mejor participación en los espacios de decisión y ser tomadas en cuenta desde
nuestra especificidad, como mujeres Mayas,
en nuestra mayoría pobres (desde una perspectiva
económica). Para ello, es necesario
avanzar en la formación política y capacitación de nuestras lideresas, el fortalecimiento de nuestras organizaciones, nuestra articulación y
elaboración de propuestas claras para la acción política. Debemos proponer acciones
conjuntas ante la falta de
convergencia y de acción socio-política conjunta de las organizaciones de
mujeres Mayas alrededor de propuestas consensuadas para enfrentar
la violencia sexual.
“Mujer, esperamos que la próxima vez que te levanten
la mano …sea para felicitarte.”
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